Inamanencia y trascendencia De Dios




DIOS. TRASCENDENCIA E INMANENCIA DE DIOS. 


La trascendencia se refiere a que Dios está por encima y más allá del mundo material y finito
La inmanencia significa que Dios está presente y activo en todo el universo. La aseidad significa que Dios existe por sí mismo sin depender de nada ni nadie.


1) Noción. Hablar de trascendencia e inmanencia de D. equivale a referirse al ser de Dios como esencialmente distinto y separado del hombre y del mundo, a la vez que íntimo al hombre y al mundo.

 Lo que a simple vista podría parecer una sutil paradoja que jugase con términos que implican en sí una total oposición, constituye, sin duda alguna, uno de los más acuciantes problemas con los que se ha tenido que enfrentar el hombre al intentar esclarecer qué es D. y qué son las criaturas, cuál sea la relación que existe entre la realidad creada y el ser Creador y cuál sea a la vez la distancia que media entre criatura y Creador.

La solución y, al mismo tiempo, la dificultad de todas estas preguntas, estriba en el justo valor que se dé a cada uno de estos términos al predicarse de D. ç
Si se acentúa la trascendencia divina de tal forma que se niega toda inmanencia, se habrá concebido un D. en sí grandioso, pero tan distante del mundo, que al hombre le va a resultar no sólo inaccesible, sino profundamente extraño e innecesario. La trascedencia radical, aun cuando se presente con visos de máximo respeto a la divinidad, implica en sí una ruptura tal entre el hombre y D. que a duras penas se podrá evitar que el hombre se refiera a sí mismo y al mundo de una manera a-tea. La radical trascendencia implica psicológicamente una llamada al ateísmo.

Por otra parte, si se acentúa la inmanencia con pérdida de la trascendencia se sigue el riesgo de anular el ser inmutable de D. convirtiéndolo en un todo panteísta o en un mero producto del subjetivismo. Anulado el ser real y trascendente de D. ha de seguirse, como deducción necesaria, la imposibilidad de una revelación objetiva otorgada por Dios al hombre y, por ende, una nueva forma de ateísmo (v. MODERNISMO TEOLÓGICO; DENMO; PANTENMO II).

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