La espiritualidad como posibilidad frente a los límites del método científico en Marcelo Gleiser



La espiritualidad como posibilidad  frente a los límites del método científico en Marcelo Gleiser 



Ana Marina Martínez Delgado 


Proyección LXXI (2024) 261-276




La integridad de la ciencia y su consideración limitadora propicia la apertura a las conexiones que pueden armonizar respuestas más justas y menos parciales a los interrogantes humanos. Así el “cientificismo” se traduce como resultado de un abuso a la ciencia, incapaz de resolver todo; fruto de la incomprensión hacia la pluralidad a la que la está llamada. 

En tanto que humana, la ciencia es producto del devenir creativo y adaptativo que la especie inteligente despliega ante la aplastante contingencia a la que está sujeta. Precisamente en la admiración, o abducción según Pierce, que nace del misterio de lo inconmensurable el ser humano descubre su única posibilidad de infinitud en términos de creatividad.

 Para el profesor Gleiser, la ciencia adquiere su semántica propia en tanto que existencial y personalista, ya que mientras estemos solos, producto de accidentes o no, somos la conciencia cósmica, somos nosotros como el Universo reflexiona sobre sí mismo.

Por tanto, la semántica sobre el Universo se asienta en las decisiones que el observador o participante de la naturaleza defina. En este sentido, la soledad cósmica impone decisiones que se encaminen al cuidado de la casa común en términos de vocación existencial:

Somos preciosos porque somos raros. Nuestra soledad cósmica no debe

incitar a la desesperación. Por el contrario, debe incitar al deseo de actuar,

y lo antes posible, de proteger lo que tenemos. La vida en la Tierra

continuará sin nosotros. Pero no podemos seguir sin la Tierra. Al menos

no hasta que encontremos otra casa celestial, lo que llevará mucho tiempo.

Basta con mirar a nuestro alrededor la delicada situación en la que

se encuentra nuestro planeta, para ver que el tiempo es un lujo que no

tenemos46.

La Tierra es la posibilidad física y biológica de nuestra especie y, por ende, la

posibilidad existencial. La presencia del ser humano es posterior a su habitáculo, evo-

44 La noción de «abducción» es usada por S. Pierce, otro científico para quien la filosofía supuso el

engrandecimiento y la real comprensión de los mecanismos creativos del mundo. Para este autor la abducción y

el amor constituyen la explicación lógica de la creatividad, y ello porque despierta la imaginación y la intuición,

base de toda interpretación y posterior expresión. Si bien es cierto que esta facultad de la abducción se presenta

frágil, no es menos cierto que sobre ella cae el peso de la fecundidad que trae la novedad. Cf. S. F. Barrena, “



 La especie importante tiene que resolver, en primera instancia, su relación con el mundo, puesto que, sin esta complicidad, no hay nada más que hacer. Esta exhortación es la premisa fundamental de la Laudato sì, cuya propuesta de una “ecología integral”47 supone el cambio en el modelo de desarrollo global, por tanto, una conversión cultural de la misma índole que reconozca la identificación de la persona con el medio que la acoge.

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