La humanización de Dios José M.. Castillo


la humanización de Dios 


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"La conclusión, que se deduce de cuanto acabo de explicar, es clara: lo que más distingue al Dios de Jesús es su humanidad. Con esto quiero decir que al Dios que se nos dio a conocer en Jesús, lo encontramos ante todo en lo humano, antes que en lo sagrado, en lo religioso o en lo espiritual, como algo contrapuesto a lo simplemente humano sin más. En consecuencia, al Dios de Jesús se lo encuentra, ante todo, en lo laico, no es lo sagrado, en lo religioso, en lo espiritual. Por tanto, lo «sagrado», lo «religioso» y lo «espiritual» son auténticos, aceptables y medios para encontrar a Dios en la medida, y sólo en la medida, en que nos humanizan,nos hacen más básicamente humanos, es decir, nos hacen coincidir con aquello en lo que todos los seres humanos somos iguales y, por tanto, nos llevan a identificarnos con aquello en lo que todos coincidimos.
 Cuando Dios sirve para separar, dividir, enfrentar a los seres humanos, no es con Dios con quien nos relacionamos, sino con un ídolo que hacemos a  nuestra medida y de acuerdo con nuestra estrechas, cortas y torpes conveniencias,no precisamente humanas, sino las más inhumanas, las más sofisticadas y disimuladamente destructivas de la humanidad.

Ahora se hace necesario comprobar que, efectivamente, la salud, la comida, las relaciones humanas y la libertad de las personas fueron los grandes temas de interés para Jesús. Y se hace también necesario comprobar que esos temas fueron los argumentos fundamentales que Jesús utilizó para demostrar que Dios se identifica y se funde con lo humano.

Más aún, lo que Jesús dejó claro es que a Dios lo encontramos primordialmente y ante todo, no por el camino de la «perfección», ni por el de la «santificación», ni tampoco por el de la «espiritualización», sino sobre todo por el camino de la «humanización». Que es, como veremos, 
el más costoso, el más duro y difícil, el más encrespado. Pero también el  que más y mejor encaja con nuestra condición humana. Y, en definitiva,  el que más y mejor encaja con Dios. Porque, de acuerdo con lo dicho, lo que en los evangelios queda patente es que lo decisivo para Jesús, y para el Dios que en Jesús se nos revela, no es la «religiosidad», sino la     «humanidad».

         

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