San Agustín
tomado de Ecclesia
San Agustín de Hipona
Teólogo del siglo IV y V, es una de las máximas figuras de la historia del pensamiento cristiano. Nacido en Argelia en el año 354, su pensamiento se centró en la relación del alma con Dios. Fue filósofo, obispo, teólogo, Padre, doctor y santo de la Iglesia.
Para San Agustín, el alma es perdida por el pecado y salvada por la gracia divina De ahí su carácter esencialmente espiritualista. De hecho, la obra del santo se plantea como un diálogo entre la criatura y su Creador.
En su pensamiento, San Agustín introduce el concepto de creación, por el que Dios creó libremente el mundo de la nada. Al crear el mundo, Dios lo dejó en un estado inicial de indeterminación, pero depositó en la materia una serie de potencialidades latentes comparables a semillas, que en las circunstancias adecuadas y conforme a un plan divino originaron los sucesivos seres y fenómenos. De este modo, el mundo evoluciona con el tiempo, actualizando constantemente sus potencialidades y configurándose como cosmos.
Para el santo, fe y razón se hallan profundamente vinculadas: sus célebres frases como "cree para entender" y "entiende para creer" significan que la fe y la razón, pese a la primacía de la primera, se iluminan mutuamente. Mediante la sensación y la razón podemos llegar a percibir cosas concretas y a conocer algunas verdades necesarias y universales, pero referidas a fenómenos concretos, temporales.
Para San Agustín, la razón nos ofrece algunas pruebas de la existencia de Dios, de entre las que destaca el argumento de las verdades eternas. Una proposición matemática como, por ejemplo, el teorema de Pitágoras, es necesariamente verdadera y siempre lo será; el fundamento de tal verdad no puede hallarse en el devenir cambiante del mundo, sino en un ser también inmutable y eterno: Dios. Dios posee todas las perfecciones en grado sumo; Agustín destaca entre sus atributos la verdad y la bondad.
Comentarios
Publicar un comentario