Humanae Vitae, respuesta a las falsas ideologías
Humanae Vitae, respuesta a las falsas ideologías
El cardenal asegura que «la única respuesta posible a estas ideologías es el redescubrimiento de una antropología integral de la persona, como propone la Humanae vitae, como unidad de cuerpo y alma; una antropología capaz de entender la plenitud de la libertad en integración con la naturaleza humana. Sólo así el ser humano puede ser él mismo».
Y apunta a su condición profética
«El significado profético de la Encíclica encuentra su fundamento en la concepción antropológica integral de lo que significa la verdad del amor, de la sexualidad y de la vida. Una antropología integral que rechaza, por un lado, el reduccionismo biológico del transhumanismo y, por otro, la negación del cuerpo por parte de la ideología de género. La encíclica sigue siendo válida porque es la justa respuesta del Magisterio a las antropologías dualistas que quieren instrumentalizar el cuerpo y que no son nuevos humanismos, posmodernos y laicos, sino verdaderos antihumanismos. La encíclica propone una antropología de toda la persona, una antropología capaz de unir la libertad con la naturaleza.
Por último, el cardenal recuerda que san Pablo VI sabía que su enseñanza sería rechazada:
«Aún hoy se hace realidad lo que la encíclica ya había anunciado sobre sí misma: «Se puede prever que estas enseñanzas quizá no sean fácilmente aceptadas por todos: hay demasiadas voces -amplificadas por los modernos medios de propaganda- que están en desacuerdo con la de la Iglesia. A decir verdad, la Iglesia no es nueva en ser, como su Divino Fundador, «signo de contradicción» (cf. Lc 2, 34); pero no por ello deja de proclamar con humilde firmeza toda la ley moral, tanto la natural como la evangélica». También nosotros, en medio de nuestro mundo, estamos llamados a ser «signo de contradicción», proclamando con humildad y firmeza la verdad del ser humano, del amor, de la sexualidad y de la vida.
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