Francisco: para vivir la Navidad redescubramos la pequeñez de Dios
Francisco: para vivir la Navidad redescubramos la pequeñez de Dios
El Papa recibió en el Aula Pablo VI a las delegaciones de Sutrio, Rosello y Guatemala que ofrecieron el árbol y los dos belenes para la Navidad de este año y las invitó a reflexionar sobre la importancia del silencio, que "favorece la contemplación del Niño Jesús, nos ayuda a intimar con Dios”
Andrea De Angelis - Ciudad del Vaticano
Para encontrar a Jesús, hay que llegar allí, donde Él está; hay que rebajarse, hacerse pequeño, para entrar en ese establo donde nació el Hijo de Dios. Fue la invitación que el Papa dirigió en el Aula Pablo VI a las delegaciones de Sutrio, Rosello y Guatemala que ofrecieron el árbol y los dos belenes para esta Navidad. Además del árbol y el pesebre que se inaugurarán esta tarde en la Plaza de San Pedro, un segundo belén procedente de Guatemala está presente en el Aula Pablo VI.
El árbol y nuestras raíces
Tras haber expresado su gratitud por los dones navideños, -con un pensamiento especial dirigido a los artesanos de la madera, a los jóvenes de Rosello y a los que han cultivado el abeto en el vivero de Palena-, el Pontífice habló del árbol y del belén como "dos signos que siguen fascinando a grandes y pequeños". En particular, destacó que, al igual que los árboles, las personas también necesitan raíces.
Sólo quien está arraigado en buena tierra, permanece firme, crece, "madura", resiste los vientos que lo sacuden y se convierte en un punto de referencia para quienes lo miran. Pero, queridos, sin raíces nada de esto sucede: sin cimientos firmes se permanece tambaleante. Es importante custodiar las raíces, tanto en la vida como en la fe. A este respecto, el apóstol Pablo nos recuerda el fundamento en el que debemos arraigar nuestra vida para permanecer firmes: dice que permanezcamos "arraigados en Jesucristo". Esto es lo que nos recuerda el árbol de Navidad. Arraigados en Jesucristo.
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