Le transhumanisme est-il soluble dans la religion ?.







Damour, F. (2019). Le transhumanisme est-il soluble dans la religion ?. Revue d'éthique et de théologie morale, 302, 11-27. https://doi.org/10.3917/retm.303.0011


Resumen 


El transhumanismo siempre ha mantenido relaciones singulares con las religiones. A pesar de definirse de buen grado como racionalista, ha suscitado a menudo interpretaciones religiosas. Estas interpretaciones emanan de los propios transhumanistas, pero también de sociólogos, especialistas de la historia religiosa, filósofos o incluso teólogos. ¿Cuáles son los principales esquemas a los que estos recurren? ¿Qué nos dicen estas tentativas de reducción del transhumanismo a lo religioso sobre el lugar del transhumanismo en nuestro horizonte común? ¿Qué es lo que ponen en juego estos intentos de reducción del transhumanismo a lo religioso? 


Palabras clave: transhumanismo, religión, teología, gnosis, religión secular


Se pueden extraer varias conclusiones de esta rápida panorámica. Tanto si se trata de un posicionamiento interno como si estamos ante un análisis sociológico o una crítica filosófica, se recurre a las mismas categorías. Esto permite despejar tres líneas interpretativas: 

– El transhumanismo cono herejía del humanismo (Nick Bostrom / Besnier, Ganascia). 

– El transhumanismo como auténtico cristianismo (mormones transhumanistas / Davis). 

–El transhumanismo como una nueva religión: o bien como la forma teórica del transhumanismo entendido como religión de salida de las religiones, o bien como la forma práctica de la tecnología, entendida como una experiencia religiosa total, como «instrumento de liberación» (Bainbridge, Bidar, Huxley / Tirosh- Samuelson, Geraci). 

Estas tres líneas interpretativas se solapan en parte, mezclándose. Y serían incapaces de resumir por sí solas la totalidad de los componentes del transhumanismo, de disolver el transhumanismo. Con Sacha Loeve concuerdo en buena parte en identificar una antropología transhumanista componiendo elementos procedentes de diferentes matrices generales. 

La cuestión de fondo es la secularización. Detrás de estas líneas interpretativas hay teorías de la secularización. Me parece que se reciclan ahí esquemas que ya han sido utilizados para pensar lo teológico-político, concretamente el de la gnosis. Así, las tres líneas interpretativas pueden ser descifradas del siguiente modo: 

– El transhumanismo como herejía del humanismo: la idea es que la secularización es el curso normal de la historia y que hay que defenderla de las perversiones que la amenazan. La secularización es percibida como un estado ideal, ya alcanzado. 

- El transhumanismo como verdadero cristianismo: la secularización es la forma dinámica de culminación del destino histórico del cristianismo. 

– El transhumanismo como nueva religión: la idea es que estamos en una sociedad postsecular. 

Esto puede tomar dos sentidos: el avanzado por Jürgen Habermas sobre la adaptación de las religiones al contexto secular, que es en realidad un proceso teológico-político; y el propuesto por Bruno Latour según el cual nunca habríamos sido secularizados, al igual que nunca fuimos modernos: con su Dios borrado que le asegura una trascendencia a la vez del lado de la naturaleza y de la cultura, el hombre moderno puede considerarse ateo al mismo tiempo que sigue siendo religioso

 La polémica con el transhumanismo y sobre el transhumanismo se sitúa en un plano antropológico. Es así como hay que entender la discusión sobre la naturaleza religiosa del transhumanismo. Pero como trasfondo de estos análisis está en juego una cuestión política: la de la secularización de la tecnología, saber si es la hija o la madre del proceso de secularización, si el lugar de cada elemento (la razón, las creencias, las experiencias, las religiones, la ciencia, el Estado, etc.) está fijado de antemano o si por el contrario hay una dinámica que redefine constantemente sus roles, o bien si finalmente no es el relato de la secularización un relato equívoco. 

Hay ahí un campo de trabajo que permitiría superar la lógica de enfrentamiento de relatos concurrentes y abrir un debate que permitiría profanar la tecnociencia. Porque se trata de eso, y el debate sobre el transhumanismo no es más que un pretexto para reflexionar: profanar la tecnociencia, sacarla del templo (fanum) para devolverla al uso común. Porque, como recuerda Giorgio Agamben, «la profanación implica, en cambio, una neutralización de aquello que se profana. Una vez profanado, lo que era indisponible y separado pierde su aura y es restituido al uso [común]». Un rol de profanador y de destructor de ídolos que los cristianos han asumido tantas veces y que permitiría liberar a las tecnologías de cualquier carcasa sagrada.

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