La muerte y la doctrina espíritu

  Morir es el último tabú para cualquier religión

Un Gran Quizás espera después de la desaparición del Yo

La idea de la muerte cruza por todas las religiones y se manifiesta de diferentes formas pero con un denominador común en todas ellas: hay una realidad más allá de la vida, un Gran Quizás que mejor dejamos en puntos suspensivos. Por Juan A. Martínez de la Fe.


Una interesante obra de Toni Sánchez Bernal tiene la pretensión de abordar el hecho de la muerte desde diferentes perspectivas (Morir, el último tabú, Kolima Books, Madrid, 2019). Entrevistas sobre la muerte a representantes de las principales religiones y corrientes espirituales, reza el subtítulo para darnos clara idea del contenido.

Sánchez Bernal ofrece seguidamente las entrevistas a personalidades destacadas de diferentes religiones o corrientes espirituales.

Tales entrevistas contienen una importante serie de preguntas cuyas respuestas perfilan el planteamiento de cada entrevistado.

 

Más allá y espírita 

  
También la doctrina espírita tiene hueco en esta obra, mediante la entrevista a María Jesús Abertus y Juan Miguel Fernández. 

Aquí nuevamente no se trata de una religión, sino de una doctrina filosófica, basada en tres conceptos: 1. Científico: analiza y comprueba los fenómenos mediúmnicos investigándolos; 2. Filosófico: plantea el esclarecimiento de nuestra vida con preguntas tales como de dónde venimos, quiénes somos en realidad, hacia dónde vamos; y 3. Ético-moral religioso, no como una religión instituida, sino que se refiere a la transformación moral del ser religándose con el Creador, basándose en las enseñanzas de Jesucristo en el Evangelio. 

Para los espíritas, la muerte, el hecho de pasar de una vida a otra, no significa que se cambien los conceptos del propio ser, sino que se sigue siendo el mismo que se es ahora; por eso, para ellos la muerte no da miedo, porque se trata de cerrar los ojos y abrirlos en otro lado. 

Estas son sus palabras: “El espíritu es inmortal. La vida es la oportunidad que nos dan de aprender gracias a nuestro libre albedrío y de ir almacenando el conocimiento que precisamos para ir evolucionando. Cada uno de nosotros tenemos una meta (unos tardarán más que otros en alcanzarlo) y ahí entra en juego precisamente la reencarnación”. 

De ahí que se haya de tener un comportamiento correcto, porque hoy recibimos lo que hemos gestionado en otras vidas. Eso sí: las diferentes vidas se viven siempre en un cuerpo humano, no en otro ser vivo.

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