Hans Urs von Balthasar, explicado
Hans Urs von Balthasar, explicado
"Sin belleza no hay cristianismo" (Von Balthasar, explicado por el Dr. Polanco)
Rodrigo Polanco es presbítero diocesano y doctor en teología (Roma). Actualmente es profesor titular de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Ha sido también vicedecano de esa misma Facultad y rector del Seminario Pontificio Mayor de Santiago de Chile. Ha dedicado su larga carrera académica a la investigación y docencia en las áreas de patrología y teología sistemática.
Se ha especializado particularmente en la teología de Ireneo de Lyon, Hans Urs von Balthasar y Joseph Ratzinger; y en temas de eclesiología, ecumenismo, Vaticano II y de teología latinoamericana, en donde ha contribuido con numerosas publicaciones.
En Ediciones Encuentro ha publicado "Hans Urs von Balthasar I. Ejes estructurales de su teología" (2021) y "Hans Urs von Balthasar II. Aspectos centrales de su Trilogía" (2021).
Doctor Polanco, ¿al unir von Balthasar fuertemente teología y espiritualidad, hace que su lectura fructuosa requiera no sólo base espiritual, sino también una buena formación teológica? ¿la suya es una teología muy difícil de resumir y de exponer sintética y sistemáticamente?
Baltasar es un autor muy culto, ha leído gran parte de la literatura y filosofía clásica, medieval y contemporánea; y, por otra parte, escribió más de 100 libros y 500 artículos científicos. Eso es lo que hace difícil resumir y exponer sintéticamente toda su obra. Y ese fue precisamente el objetivo que me propuse al escribir estos dos volúmenes: presentar de una manera suficientemente completa, pero a la vez resumida y de manera clara, las principales ideas y pensamientos de este gran autor. Trabajé 10 años en esto, y estoy satisfecho con el resultado. Espero que lector valore este esfuerzo de síntesis. El capítulo primero, del primer volumen de mi libro, es una biografía de Balthasar, y allí se puede ver la inmensa cultura y el amplio conocimiento histórico y teológico de Balthasar, además de todos los autores que han influido en él.
¿En qué sentido el encuentro y la colaboración con Adrienne von Speyr fue determinante para la vida y la obra de von Balthasar?
Fue muy determinante. El mismo Balthasar afirma que la obra de él y de ella son dos caras de una misma moneda. De tal manera que no es posible entender auténticamente a Balthasar, sin conocer a Adrienne, y a la vez, no es posible comprender a Adrienne sin conocer a Balthasar. Ambos trabajaron juntos por 25 años, se enriquecieron mutuamente, y Balthasar reconoce que los puntos más importantes de su propia teología se los debe precisamente a la teología y a la experiencia mística de Adrienne. En el primer volumen de mi obra le dedico precisamente un capítulo a este tema.
Me parece que Balthasar le ha dejado a la teología católica varios legados muy importantes. Nombro sólo algunos, que me parecen especialmente relevantes. En primer lugar, el haber recuperado la belleza como revelación de Dios, es decir, mostrar cómo el cristianismo, más allá de motivarnos al bien y de enseñarnos la verdad, en primer lugar, nos impacta por su belleza y nos muestra que Cristo y el seguimiento de Cristo es, ante todo, algo que entusiasma y llena de felicidad. Sin belleza no hay cristianismo, porque sin belleza no hay felicidad. Una segunda cosa importante, es su comprensión del ser humano, a partir de Jesucristo, lo que significa que ser persona humana es sinónimo de tener una vocación y una relación de hijo con el Padre. Cada uno de nosotros es, fundamentalmente, una misión a cumplir. Y, en tercer lugar, algo muy característico de su teología, es toda a su reflexión sobre la vivencia de Cristo el viernes y sábado santo. Son preciosas páginas, muy profundas, en donde reflexiona lo que significa verdaderamente que Dios se haya hecho uno como nosotros, asumiendo toda nuestra realidad pecadora, para llevarnos de vuelta a la casa del Padre.
En el segundo volumen de mi obra, he destacado nueve temas que son centrales en Balthasar, y que son aportes que deben ser cada día mejor comprendidos y profundizados. Los puedo expresar en breves frases: 1. La belleza que se puede ver en Cristo crucificado; 2. Comprender a Dios esencialmente como donación de sí mismo; 3. La vida humana como libertad en camino; 4. Cristo, centro de la historia humana; 5. La verdadera humanidad de Cristo es modelo para nosotros; 6. Jesús se entrega por nosotros, ofreciéndose hasta lo último de su vida; 7. El Espíritu Santo nos explica a Jesús y conduce la Iglesia; 8. La Iglesia es la respuesta concreta a la Palabra de Dios; y 9. El deber de todos de ofrecerse por y de esperar en la salvación de todos. Tal vez en estos títulos no se vea una especial novedad, pero son nueve temas que Balthasar trabaja profundamente y aporta una mirada que refresca el cristianismo y deja entusiasmado por seguir a Jesús. Cada uno de ellos es un aporte al desarrollo de la teología.
La obra de Balthasar está llena de frases hermosas, como las que has citado. En los dos volúmenes que he escrito, trato de presentar varias de ellas y explicarlas. Las que aquí me propones, en el fondo, apuntan a una de las finalidades más importantes de la vida humana: la comunión con Dios. Para Balthasar, Dios y el ser humano tienen una analogía esencial, lo que significa que mientras el ser humano más se vaya identificando con el llamado que Dios le hace, y más se vaya configurando con Cristo, más humano se hace y más puede gozar y aprovechar de toda la creación. Balthasar era un hombre que gozaba con la literatura, con el teatro, con la música y con toda obra de arte y toda expresión humana. Era un hombre que le gustaba conversar, compartir. Todo esto muestra que el cristianismo, lejos de ir contra el ser humano, lo que hace es potenciar todas sus cualidades, lo cual es especialmente importante en la vida laical. En ese sentido, Balthasar es un hombre muy moderno y que tiene mucho que decir, ya que aquí se ve con claridad que el Evangelio, justamente lo que quiere, en primer lugar, es que uno viva humanamente en esta vida, y eso le abre también el camino a la eternidad: precisamente por eso Dios se hizo hombre. Los acontecimientos últimos nos muestran que un mayor desarrollo técnico no implica necesariamente más humanidad. Lo único que nos ayudará a ser más humanos, es una auténtica configuración con Cristo y una vida que sea como la de Dios, es decir, una eterna y permanente donación a los demás.
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