La revelación como acontecimiento del lenguaje


Francisco Conesa, Revelación en el Concilio Vaticano II 2015, en J. R. VILLAR, Diccionario teológico del Concilio Vaticano II, pp. 892-917.

 (Copiado literalmente)

La revelación como acontecimiento del lenguaje.

 El desarrollo de las diversas ciencias del lenguaje ha ayudado a comprender lo que significa la revelación en cuanto “palabra” que Dios dirige al hombre, teniendo en cuenta todas las diversas dimensiones del lenguaje. La palabra humana no sólo informa sobre acontecimientos y realidades (función cognoscitiva), sino que expresa y suscita sentimientos y actitudes (función emotiva) así como invita a la acción (aspecto conativo o activo). La Palabra divina cumple también estas funciones: es comunicación de sí mismo y de su voluntad, suscita actitudes vitales y tiene una fuerza apelativa, convocando y llamando al ser humano a vivir en su amistad. El estudio de los actos de habla ha puesto también de relieve el aspecto performativo del lenguaje, que aparece de modo singular en el lenguaje de la revelación y la fe, particularmente cuando es proclamado en la liturgia.

Otro tema en el que se ha profundizado es en la hermenéutica del lenguaje de la revelación. Los principios de la hermenéutica contemporánea han ayudado a comprender la revelación en relación íntima con la comunidad lingüística que la acoge y, por ello, con un proceso de tradición. También se ha profundizado en el sentido de las proposiciones de fe, comprendidas como acontecimientos del lenguaje y, por esto, ligadas a la historia.

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