Tercer universo del hombre: las máquinas

OLEGARIO GONZÁLEZ DE CARDEDAL,¿QUE SIGNIFICA EDUCAR HOY? CONFERENCIA IMPARTIDA en ENCUENTROS “PENSANDO EN EDUCACIÓN” Valladolid, 26 de octubre de 2018 

 




Junto al mundo y los anímales  aparecen hoy como tercer gran poder o universo constituyente del hombre: las máquinas. ¿Hasta dónde pueden llegar, ayudándonos, demonizándonos, divinizándonos?. Un inmenso éxito editorial están hoy siendo los tres volúmenes del profesor de la universidad hebrea de Jerusalem Yuval Noah Harari, Sapiens. De animales a dioses (2014) y Homo Deus. Breve historia del mañana (2016): 21 Lecciones para el siglo XXI (2018). ¿Qué pensar de este diagnóstico de presente y de esta utopía para el futuro? ¿Es la definitiva conquista humana elevando el hombre a poder, palabra y verdad supremas o es una repetición del pecado original, que acabará con el hombre no solo espiritual y moralmente sino también físicamente? Frente a cierta exaltación de las máquinas con las que se amenaza sustituir a los humanos hay que recordar que una máquina puede hacer mucho, todo aquello para lo que es programada pero ella nunca programa por sí misma y por sí sola. El propio Harari termina su segundo volumen, donde ha ensalzado la casi infinita posibilidad de los ordenadores más perfectos acumulando datos (nueva ideología que el dataísmo), reconociendo a la vez que una cosa es inteligencia y otra es conciencia. “Parte III: Homo sapiens pierde el control”. Hay cuatro palabras constitutivas del hombre que no son sustituibles: conciencia, libertad, amor, persona. 


 En este caminar hacia sí mismo a lo largo de la historia en medio de la naturaleza, de los animales y de sus propios artefactos, el hombre se ha hecho la pregunta por el fundamento de todo, por el sentido de la historia, por la entraña y dignidad incondicional de sí mismo. ¿Quién se las ha conferido, quien se las mantiene y quien se las asegura en el futuro?. La palabra “Dios” ha acompañado a los hombres a lo largo de toda su historia. Han abierto caminos para ir llegando hasta él y para reconocerle si él se abriera ante nosotros. De ese empeño, búsqueda y experiencia ininterrumpida tenemos una herencia doble: por un lado las ideas, las razones y los argumentos de la razón en su búsqueda, y por otro los testimonios de sus manifestaciones y de nuestra respuesta a ella. La filosofía y la mística son dos hermanas gemelas. De los místicos y de los metafísicos se puede decir lo que Heidegger dijo de los poetas y teólogos: que habitan en colinas cercanas. 

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