Espiritualidad de Neuman
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El creyente de nuestro tiempo ha de hacer real la fe en su propia existencia, implicándose personalmente en ella: una fe encendida en el amor y, por consiguiente, dotada de ojos, manos y pies; capaz de conocer, de transformar la realidad y de convertirse en un principio de acción:
“Dios no me ha creado sin un motivo. Haré el bien, llevaré a cabo su obra. Seré un ángel de paz, y, sin pretenderlo, un predicador de la verdad en mi propio lugar, si me limito a cumplir sus mandamientos” (J. H. Neuman, “Meditations and Devotions”, Longmans, Green and CO, London, 3ª edi., 1955, p.217).
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