Conocimiento, afectividad y verdad

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Beretervide, Virginia (2019). Conocimiento, afectividad y verdad: Un camino de integración. XI Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología. XXVI Jornadas de Investigación. XV Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR. I Encuentro de Investigación de Terapia Ocupacional. I Encuentro de Musicoterapia. Facultad de Psicología - Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.




RESUMEN
A través de la indagación en algunos lineamientos esenciales de la antropología y de la gnoseología antigua y medieval, así como posteriormente del enfoque fenomenológico, intentare- mos establecer la relación entre las potencias cognoscitivas y afectivas en tanto fundamento de la unidad de la persona y como camino de encuentro con la verdad Este enfoque que acentúa el valor de la sensibilidad como contacto en el que está presente la inteligencia, nos abre ineludiblemente a otros como la relación entre conciencia, autoconciencia y corpora- lidad enfocadas como unidad, temáticas que están presentes desde Platón y Aristóteles y se continúan en autores como Plo- tino, San Agustín y Sto. Tomás en nociones tan importantes, por ejemplo, como la del sentido común. A su vez, la concepción del intelecto como unido a la afectividad y a la sensibilidad nos introduce en el camino de superación del dualismo racionalista abriéndonos a la perspectiva fenomenológica.


Es importante subrayar que para Sto. Tomás, como para toda la tradición cristiana la voluntad y la afectividad espiritual no son dos cosas distintas. 

De ahí la importancia del “corazón” en la tradición cristiana, en tanto verdadero centro vital que uni ca lo cognitivo y lo afectivo: el corazón es la unión del intellectus con la voluntad afectiva y es el que encarna simbólicamente la unidad del ser humano, porque en él se juntan la cogitativa y la razón, la ratio particular y la abstractiva, la afectividad sensible y la espiritual. 

Con el corazón designamos no sólo el órgano vital de cuya actividad depende la vida corpórea, sino también el interior del alma, porque el vínculo estrecho entre el cuerpo y el alma no se puede percibir en ningún otro lugar con mayor claridad.

Una interesante referencia a esto hemos encontrado en el artículo “Corazón” del autor Carlos Hoevel en Komar,  Vida llena de sentido, Homenaje de sus discípulos, pp. 221 a 233, en donde arma: “toda valoración afectiva, todo acto de “amor” en sentido amplio incluye una visualización intelectual. 

En este sentido puede afirmarse que sólo en la medida en que la inteligencia es capaz de “ver” una cosa y de presentarla como valiosa a la voluntad, ésta última se siente “afectada” por ese valor y se mueve ( se “inclina”) para alcanzarlo o rechazarlo . . .” p. 230    Hadot, P. Ejercicios espirituales yfilosofía antigua, 2006  Ed. Siruela, Bs. As. Madrid 

De aquí surge la acepción de la aprehensión real en tanto asentimiento total a la realidad, a diferencia de la aprehensión racional, que transforma los objetos en ideas por medio de la abstracción. La aprehensión real es más fuerte, vívida y penetrante, y supone un acto de toda la persona, inteligencia y razón, conocimiento y amor, la actividad de las dos potencias del alma espiritual de la persona humana.

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