Carisma Franciscano
Tomado de :Espíritu y Vida: Teología y espiritualidad franciscana
La Espiritualidad Franciscana.
Aunque es más amplio el término “carisma”, indistintamente se le llama también “espiritualidad” a esa manera particular, o énfasis, en el seguimiento de Cristo que tenemos los cristianos.
La espiritualidad cristiana es una sola si consideramos su substancia, ya que posee elementos que son comunes a todos los cristianos, y éstos son más importantes que los intereses de un grupo específico: el amor de Cristo y el perdón, la comunidad, la oración personal y comunitaria, celebración de la vida sacramental, la obediencia a la autoridad legítima, el amor de la Escritura y la preocupación por la justicia y la paz, etc. Entre los cristianos no hay ninguna diferencia entre nuestras metas y nuestros medios: ˝Una misma es la santidad que cultivan, en los múltiples géneros de vida y ocupaciones, todos los que son guiados por el Espíritu de Dios” (Lumen Gentium 41a). Pero puede haber diferencia de énfasis.
Diferentes espiritualidades dependen en gran medida de la personalidad de sus fundadores y los tiempos en los que las comunidades religiosas se desarrollaron. Es así que hablamos de una espiritualidad benedictina, inspirado por la visión monástica de San Benito, una espiritualidad dominica marcada por la enseñanza y el fervor a la predicación de Santo Domingo de Guzmán y muchos énfasis espirituales que han enriquecido a la Iglesia por dos milenos.
La espiritualidad expresada en San Francisco de Asís es profunda y vasta pero se puede sintetizar en seguir a Cristo en la observancia del Evangelio, ya que lo reitera varias veces: «La regla y vida de estos hermanos es ésta, a saber, vivir en obediencia, en castidad y sin propio, y seguir la doctrina y las huellas de nuestro Señor Jesucristo» (1 R 1, 1). Y hacia en el fin de la Regla, Francisco advierte nuevamente: «Retengamos, pues, las palabras, la vida y la doctrina y el santo Evangelio» de Jesucristo (1 R 22, 41).
Esta espiritualidad, este estilo, fue algo personal, y sin embargo, se irradió a los hombres de su tiempo y continua hasta nuestros días. San Francisco de Asís fue un testimonio tan claro y registrado con rigor por diferentes fuentes de su tiempo, como una personalidad congruente a la fe, única y atractiva, que la Iglesia, el pueblo de Dios, la asume en un carisma particular, llamado espiritualidad franciscana, que pude ser vívida desde la realidad tanto de laicos y consagrados, hombres y mujeres, de forma universal.
El gran énfasis, de la espiritualiad franciscana parte del hecho vivencial de que Dios es amor. Todo cristiano cree esto, por supuesto, pero algunos de nosotros elegimos hacer hincapié en que, como San Francisco, participamos de forma especial en la comunión con Cristo pobre y crucificado, en el amor de Dios,en el hermano y en hermandad con todas las personas y con toda la creación; en la vida y misión de la Iglesia, en conversión continua, en una vida de oración litúrgica, personal, comunitaria, como instrumentos de paz.
Paz y Bien.
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