El Señor del Cementerio de Granada
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Rafael Briones Gómez. de la Universidad de Granada, escribe el artículo El Señor del cementerio de Granada. Estudio de un caso de religiosidad marginal, publicado en Gaceta de antropología 1982. Se trata de un estudio sobre un "señor" de piedra, de pelo largo y la cabeza un poco baja, frente a la cruz de la tumba de la familia Rodríguez Vita, sencilla pero siempre limpia y con flores, donde los viernes a las cinco de la tarde. El autor escribe:
"Por otra parte, la cruz está siempre rodeada en su base de numerosos exvotos y de muchas flores. Se ve también una bandeja con monedas y con un letrero que dice: «Se ruega la voluntad para el que limpia Nuestro Señor Milagroso». Es una tumba que suele estar frecuentada, sobre todo los viernes a las cinco de la tarde (especialmente los primeros viernes). La gente acude reza, da vueltas alrededor de la tumba y toca la imagen con las manos o con flores, tocándose, con frecuencia, con las manos las diferentes partes de su cuerpo. Los viernes, a las cinco de la tarde, tiene lugar un ritual, el rosario penitencial, dirigido por un seglar, Manuel «el carnicero», un hombre de unos sesenta y cinco años, y al que asisten un grupo de unas treinta personas. Más adelante daremos más detalles de este ritual.de se reúnen un grupo de personas, unas treinta para rezar el rosario penitencial".
La gentes dicen que en la tumba hay enterrada una monja, una mujer santa, un médico que ayudó a mucha gente, pero no se sabe con exactitud.
"El ritual combina esos objetos y oraciones con una serie de gestos de gran valor significativo: abrazar al Señor, besarlo, pasar la mano por alguna parte de la estatua (cara, ojos, brazos) y, a continuación, pasar también la mano por las partes correspondientes de su propio cuerpo. Esta misma operación la suelen repetir con una flor, preferentemente un clavel, que después se llevan a sus casas, como si se tratara de una reliquia.
En estos gestos, estamos ante un comportamiento religioso que, objetivamente, roza la magia, aunque queda siempre la incógnita de saber el significado que dichos gestos tienen para la persona que los hace: ver si pretende el dominar y obligar a la divinidad o si la relación es de aceptación libre de la dependencia. Se supone que el objeto sagrado está impregnado de una fuerza sobrenatural, que se comunica al fiel y a todo lo profano por el contacto".
Imagen tomada de www.nuestragranada.blospost.com
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