Eutanasia en España
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Eutanasia en España: el Congreso aprueba su primer paso
Eutanasia en España: el Congreso aprueba su primer paso
El Pleno del Congreso ha aprobado por 206 votos a favor, 132 en contra y 1 abstención la Proposición de Ley del PSOE para regular la eutanasia. Es la segunda iniciativa sobre esta polémica cuestión que se tramita en la Cámara Baja.
La primera se aprobó el pasado 9 de mayo, con el voto en contra del PP y la abstención de Ciudadanos. Este texto para reformar el Código Penal fue remitido por el Parlamento de Cataluña y podría tramitarse conjuntamente con el documento aprobado hoy, martes 26 de junio de 2018.
La portavoz del PSOE, Adriana Lastra, defendió el texto «desde el respeto a la libertd y a la autonomía de la voluntad de esas personas que quieren poner fin su calvario. Son casos extremos, como consecuencia de un pronóstico irreversible. Decidir cuándo y cómo morir».
Lastra afirmó que hay un «consenso social que se tiene que traducir en un consenso político» y reclamó que no se vea este texto con «prejuicios sociales y religiosos» A su juicio, el proyecto socialista «es un modelo más garantista que el enviado por el Parlamento catalán, que solo regula la despenalización de la eutanasia»
La norma socialista contempla la eutanasia como «prestación universal, con garantías sanitarias» y solo se puede aplicar cuando el paciente sufre «una enfermedad grave e incurable o discapacidad grave y crónica, está incluida en la cartera de servicios del sistema nacional de salud». Además, contempla la objeción de conciencia y la creación de una comisión de control «de todo el proceso. Es sumamente garantista».
«No cerrar los ojos»
Finalmente, Lastra señaló que «la sociedad demanda una respuesta decidida sobre esta materia y reclamó a los grupos políticos que «no se queden al margen» de los avances en derechos.
La diputada del Partido Popular, Pilar Cortés, afirmó que «hoy es un día triste. Hablar de eutanasia es hablar de fracaso. Legislar la eutanasia es reconocer una derrota política, social, ante un enfermo. Es un fracaso de la sociedad, no ofrecer a estas personas otra salida que no sea morir».
Los populares consideran una «irresponsabilidad» empezar a tramitar esa ley cuando todavía no está finalizada la ley de la muerte digna, ya que «cuando hay una red de cuidados paliativos, las demandas de eutanasia descienden exponencialmente».
El PP afirmó que no les importa «quedarse solos» en el rechazo a esta ley, porque «el derecho la eutanasia no aparece en la Constitución, ni en los convenios internacionales».
Podemos señaló que «no es respetable ni justo que si el sufrimiento se vive de manera individual, no se deje de tomar una decisión sobre dejar de vivir muriendo. Discrepa con el PSOE que el principio rector de la ley sea «el sufrimiento» y no «la libre voluntad».
El portavoz de Ciudadanos, Francisco Igea, inició su intervención criticando que el PSOE se haya atribuido los méritos de haber legislado sobre los derechos en España: «La Ley del divorcio la trajo la UCD y todos hemos traído las libertades a este país. No se puede arrogar este derecho».
«Legislar a la ligera»
Igea reprochó el texto del PSOE porque «no ha tratado el asunto con la seriedad suficiente», aludiendo al artículo que se refiera a que el médico puede ser el único fedatario de la muerte anticipada de un paciente o al artículo 10 que dice que el médico no debe de abandonar al paciente en el proceso final de su fallecimiento.
El PNV defendió su apoyo a que «no podemos cerrar los ojos y, por tanto, no querer ver y hacer como que algo no existe y no necesita un marco legislativo». Así, a su juicio, «hay interés y necesidad», pero insistió en que «no es un tema que haya que legislar a la ligera y que hay que darle a esta materia «una cobertura legal, un itinerario claro, legal y sanitario, que marque el espacio en el que hay que transitar. Sin ligereza, con una transparencia total. Nunca defenderé que se pueda quirar la vida a alguien a la ligera. No hagamos apreciaciones frívolas».
ERC hizo un llamamiento a todos los grupos políticos para «poner nuestro granito de arena para que salga adelante esta proposición de ley y dar garantías» a este proceso. Esta formación política afirmó que «nos haremos un favor si aceptamos que la muerte no es un castigo, sino una solución a problemas de sufrimiento».
La eutanasia es injusta, inmoral y antisocial –Editorial Ecclesia (12 de mayo de 2018)
El PSOE registró, el 3 de mayo, una proposición de ley orgánica para regular la eutanasia, que pasaría a ser un derecho constitucional. Los socialistas plantean un supuesto proceso «garantista» e informado, con una segunda opinión médica, para incluir en la cartera básica de prestaciones de la Seguridad Social la opción de solicitar y recibir el tratamiento adecuado. De este modo, el paciente podría poner fin a su vida en aquellos casos en los que se enfrente a una enfermedad incurable, con final inminente o no, que provoque padecimientos físicos o psíquicos que le resulten intolerables.
Pocas horas después del anuncio de la proposición de ley, que haría de la eutanasia un derecho (¡qué sarcasmo!), el secretario general y portavoz de la CEE escribió el siguiente mensaje en Twitter: «La proposición de ley del PSOE sobre la eutanasia es todo un monumento a la insolidaridad y al descarte humano, que promueve un falso derecho (fake right) y un corredor de la muerte voluntario. ¡No hay derecho!». La CEE complementó e ilustró este mensaje en Twitter con un videomensaje de su portavoz.
Por otro lado, el domingo 6 de mayo, en su alocución previa al rezo del Regina Coeli, Francisco, recordando que el cristianismo consiste en «amar con el amor de Jesucristo», exhortó a «cuidar los ancianos como un tesoro precioso y con amor, aunque creen problemas económicos y complicaciones», así como a «cuidar a los no nacidos, pues toda vida debe ser protegida y amada desde la concepción hasta su ocaso natural». Y reclamó «toda la ayuda posible a los enfermos, incluso en la fase terminal». Con similares ideas, se expresó ya el sábado 28 de abril, tras la muerte del niño británico Alfie Evans, al afirmar que «de cara al problema del sufrimiento humano es necesario saber crear sinergias entre personas e instituciones, superando los prejuicios, para cultivar la disponibilidad y el esfuerzo de todos a favor de la persona enferma».
Y es que la solución a la enfermedad, a la ancianidad y al sufrimiento no puede ser jamás la eutanasia, ni la privación de los recursos precisos de los que disponen la ciencia y la medicina para paliar sus efectos y para promover siempre el derecho supremo a la vida.
La eutanasia nace y se nutre del individualismo ateo y hedonista, en una concepción puramente inmanentista, utilitarista, eficientista, placentera, reduccionista, insolidaria y selectiva de la vida y de persona, en una falsa, cínica, contradictoria, interesada, plañidera y mal llamada compasión y en un absoluto desprecio hacia quienes sufren y luchan admirablemente contra las enfermedades. Las ideologías eutanásicas son, además, ilusorias, ciegas y desconocedoras de la verdad del hombre y de la verdad de la vida. La pretensión y la exigencia de una existencia «indolora» es una quimera. El dolor, que ha existido, existe y existirá siempre, no nos incapacita para la vida, sino que nos hace más dignos de ella. Y desde la fe cristiana, es fuente de fuerza, de gracia y de virtud.
La eutanasia es inmoral, insolidaria, injusta, egoísta y antisocial. Puede situarnos ante un espiral y abismo de intimidación y de presión moral sobre enfermos y ancianos y sobre sus familias y agentes sanitarios. La eutanasia no es un progreso, sino un retroceso. La eutanasia no libera ni es expresión y ejercicio de libertad, sino que esclaviza y corrompe la libertad verdadera. No hace la muerte más digna y dulce, sino más falaz y vacía.
Ninguna persona es jamás inútil y mucho menos el enfermo o el anciano. Toda vida merece vivirse hasta su ocaso natural porque es don de Dios, del Dios que permitió el sufrimiento salvífico y la muerte redentora de su Hijo, abriéndonos así las puertas de la Vida que no acabará. Del Dios cuya gloria es la vida del hombre, de todo hombre, máxime del que sufre y padece.
Esta nueva invectiva eutanásica debe, pues, hacernos reaccionar a todos. Ha de ser especialmente interpeladora para la entera comunidad sanitaria y científica. También para la pastoral con los enfermos, en sus distintas dimensiones y sujetos (familias, profesionales sanitarios cristianos, parroquias, voluntarios). Asimismo ha de hacer recapacitar a los políticos, líderes de opinión y medios de comunicación. Esta cultura de la muerte y sus sofismas es radicalmente inhumana, pagana, nihilista y destructiva. Y, por todo ello, es rechazada por la ley natural, la ley cristiana y la recta conciencia.
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