Origen de la religión civil
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El concepto de “religión civil” nace con la Ilustración y tiene un desarrollo desigual en los dos últimos siglos.
La “religión civil”, en paralelo a la religión sobrenatural, se fundamenta es ser un proceso trascendente, aunque, mientras la religión sobrenatural cree en la vida después de la muerte, la religión civil, tan solo puede trascenderse a través de la historia.
La religión civil es más ortopráxica que ortodoxa, con pocas y sencillas creencias y un gran desarrollo ritual. El pluralismo religioso de los Estados modernos ha propiciado la creación de una religión civil común de obligado cumplimiento, que genere cohesión social y sentimiento de identidad nacional.
Se considera a J. J. Rousseau como fundador de la “Religión Civil”, a partir del conocido texto de El contrato social. El proyecto laico de la Revolución Francesa fracasó estrepitosamente, a pesar de las “liturgias festivas” con las que se intentó “sa- cralizar” esta religión laica de la modernidad y su nuevo sistema de valores.
Comte y Durkheim contribuyeron a la formulación de la “religión civil” como una “religión de la humanidad”. A partir de las posiciones durkheinianas sobre la importancia de la fiesta y de los rituales en general, aparecen nuevos estudios sobre la “religión civil”, en los que se conjunta el ritual festivo con la cohesión social.
Pero, ha sido Robert N. Bellah, con su artículo, Civil Religion in America (1966), que aparece recogido en su colección de ensayos, Beyond belief. Essays on religión in a posttraditional Word, el que ha popularizado el nombre y el concepto de “religión civil”.
Bellah afirma que en los comienzos de la República Norteamericana, existe ya “un conjunto de creencias, símbolos y rituales” en relación a las instituciones políticas. Así, por ejemplo, detecta la reiterada alusión a Dios como “Supremo Hacedor”, etc.
Pero es, sobre todo, a partir del análisis que realiza de un discurso de J. F. Kennedy (discurso del 20-I-1960), cuando Bellah lo reintroduce:
El Nacionalismo étnico, rechaza abiertamente el “racionalismo ilustrado” de la Revolución Francesa y, desde posiciones románticas, propias del siglo XIX, define la identidad de los pueblos a través del “sentimiento” de poseer un territorio, una historia, una lengua y una religión propias.
Frente al ateísmo urbano de la “ilustración”, el nacionalismo romántico defiende un tipo de religión basado en la “religiosidad popular y tradicional”, lo que da lugar a un tipo de “religión civil nacional”.
La “religión civil” burocrática de los estados modernos, parte de la separación de la Iglesia y el Estado. En tiempos pasados, la religión trascendente de una nación-Estado era uno de los soportes básicos de la unidad e identidad política de los pueblos.
Hoy, la pluralidad de religiones existente en los Estados, ha llevado a crear una religión civil única y propia que aglutine a los ciudadanos, la cual se basa, la “religión civil” en una “Constitución” (“religión civil del libro”), en una identidad ciudadana (DNI, pasaporte, etc.), en unas fiestas oficiales (Día del trabajo, día de la Constitución, Fiesta Nacional, etc.), en una fiscalidad común (Hacienda), en una lengua (o lenguas oficiales) y en un ejército (fuerzas de seguridad) que garantiza el cumplimiento de la política y la religiones civiles.
En el plano internacional, la ONU es como un “papado internacional” (ka- tolicós), con los Juegos Olímpicos como “concilios” en los que se predica la paz, la universalidad y el deporte como educador de la juventud y con múltiples organizaciones internacionales que dan soporte a esta “religión civil” (como, Rotary Internacional, los Lyons, las ONGs, y un largo etc., diversos en sus modos filantrópicos, pero convergiendo en esta “religión de la humanidad”. Esta “religión civil universal” es capaz de convocar a todos los estados, por divergentes religiosa y políticamente que sean, como sucede en la ONU o en los JJ.OO y en otras organizaciones.
La formulación de la “religión civil” nació en el contexto ilustrado, donde se creyó que los procesos de racionalización y modernización acabarían con la religión cristiana y en general, con todas las religiones, ya que la ciencia iría sustituyendo a la religión, relegándola a la “esfera de lo privado”. Pero el romanticismo reavivó el poder de los mitos y de la vivencia religiosa. A partir de las dos Guerras Mundiales, hay un desencanto sobre el “racionalismo ilustrado” y se observa una poderosa vuelta a las grandes religiones monoteístas tradicionales (cristianismo e islm, sobre todo), junto a formas pararreligiosas (sectas, culto al deporte, drogas), etc.
El concepto de “religión civil” nace con la Ilustración y tiene un desarrollo desigual en los dos últimos siglos.
La “religión civil”, en paralelo a la religión sobrenatural, se fundamenta es ser un proceso trascendente, aunque, mientras la religión sobrenatural cree en la vida después de la muerte, la religión civil, tan solo puede trascenderse a través de la historia.
La religión civil es más ortopráxica que ortodoxa, con pocas y sencillas creencias y un gran desarrollo ritual. El pluralismo religioso de los Estados modernos ha propiciado la creación de una religión civil común de obligado cumplimiento, que genere cohesión social y sentimiento de identidad nacional.
Se considera a J. J. Rousseau como fundador de la “Religión Civil”, a partir del conocido texto de El contrato social. El proyecto laico de la Revolución Francesa fracasó estrepitosamente, a pesar de las “liturgias festivas” con las que se intentó “sa- cralizar” esta religión laica de la modernidad y su nuevo sistema de valores.
Comte y Durkheim contribuyeron a la formulación de la “religión civil” como una “religión de la humanidad”. A partir de las posiciones durkheinianas sobre la importancia de la fiesta y de los rituales en general, aparecen nuevos estudios sobre la “religión civil”, en los que se conjunta el ritual festivo con la cohesión social.
Pero, ha sido Robert N. Bellah, con su artículo, Civil Religion in America (1966), que aparece recogido en su colección de ensayos, Beyond belief. Essays on religión in a posttraditional Word, el que ha popularizado el nombre y el concepto de “religión civil”.
Bellah afirma que en los comienzos de la República Norteamericana, existe ya “un conjunto de creencias, símbolos y rituales” en relación a las instituciones políticas. Así, por ejemplo, detecta la reiterada alusión a Dios como “Supremo Hacedor”, etc.
Pero es, sobre todo, a partir del análisis que realiza de un discurso de J. F. Kennedy (discurso del 20-I-1960), cuando Bellah lo reintroduce:
El Nacionalismo étnico, rechaza abiertamente el “racionalismo ilustrado” de la Revolución Francesa y, desde posiciones románticas, propias del siglo XIX, define la identidad de los pueblos a través del “sentimiento” de poseer un territorio, una historia, una lengua y una religión propias.
Frente al ateísmo urbano de la “ilustración”, el nacionalismo romántico defiende un tipo de religión basado en la “religiosidad popular y tradicional”, lo que da lugar a un tipo de “religión civil nacional”.
La “religión civil” burocrática de los estados modernos, parte de la separación de la Iglesia y el Estado. En tiempos pasados, la religión trascendente de una nación-Estado era uno de los soportes básicos de la unidad e identidad política de los pueblos.
Hoy, la pluralidad de religiones existente en los Estados, ha llevado a crear una religión civil única y propia que aglutine a los ciudadanos, la cual se basa, la “religión civil” en una “Constitución” (“religión civil del libro”), en una identidad ciudadana (DNI, pasaporte, etc.), en unas fiestas oficiales (Día del trabajo, día de la Constitución, Fiesta Nacional, etc.), en una fiscalidad común (Hacienda), en una lengua (o lenguas oficiales) y en un ejército (fuerzas de seguridad) que garantiza el cumplimiento de la política y la religiones civiles.
En el plano internacional, la ONU es como un “papado internacional” (ka- tolicós), con los Juegos Olímpicos como “concilios” en los que se predica la paz, la universalidad y el deporte como educador de la juventud y con múltiples organizaciones internacionales que dan soporte a esta “religión civil” (como, Rotary Internacional, los Lyons, las ONGs, y un largo etc., diversos en sus modos filantrópicos, pero convergiendo en esta “religión de la humanidad”. Esta “religión civil universal” es capaz de convocar a todos los estados, por divergentes religiosa y políticamente que sean, como sucede en la ONU o en los JJ.OO y en otras organizaciones.
La formulación de la “religión civil” nació en el contexto ilustrado, donde se creyó que los procesos de racionalización y modernización acabarían con la religión cristiana y en general, con todas las religiones, ya que la ciencia iría sustituyendo a la religión, relegándola a la “esfera de lo privado”. Pero el romanticismo reavivó el poder de los mitos y de la vivencia religiosa. A partir de las dos Guerras Mundiales, hay un desencanto sobre el “racionalismo ilustrado” y se observa una poderosa vuelta a las grandes religiones monoteístas tradicionales (cristianismo e islm, sobre todo), junto a formas pararreligiosas (sectas, culto al deporte, drogas), etc.
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