Encuentro, memoria, esperanza

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La existencia humana esta determinad por tres realidades: encuentro, memoria  y esperanza. El inicio es el encuentro personal con Dios tal como El se nos da en Cristo, que abre al eterno.

El hombre está arraigado en un tiempo y un espacio pero se abre a una realidad  soberana presente en su origen y en su futuro, que le conduce  al Absoluto que llega  hasta nosotros porque Dios toma la iniciativa de   encontrarle  y el hombre  se sabe encontrado.

El hombre tiene historia  porque es capaz de trascendencia y desde ella  tiene posibilidad de libertad en el mundo y frente al mundo y traspasando al prójimo se abre al Absoluto de amor, perdón y futuro que  llamamos Dios .

Este encuentro con Dios en Cristo funda la fe y esta se constituye en memoria histórica y luego en memoria metafísica, que le permite recordar la luz eterna en su interior. 

Esta luz  le lleva a comprender su propio ser convirtiéndose la historia  en fuente de memoria que nos remite a Cristo y de ahí de ese encuentro le permite al hombre tener esperanza.

El presente es posible como lugar de verdad y plenitud porque en él convergen   la memoria  y la esperanza  OGC presenta estas tres categorías como constitutivas del hombre:

Encuentro, memoria y esperanza, son por consiguiente las determinaciones, previas en un sentido y consiguiente en otro, de ese don total que mediante las virtudes teologales Dios hace de sí  mismo al hombre, concediéndole ver con sus ojos (fe), amarse a sí mismo acogiéndole a él gratuita e incondicionalmente (caridad), abrirse al futuro no como presa que podamos conquistar o arrebatar sino como Don absoluto, explicitado como reconciliación  y afirmación  perennes del hombre, en su carne y en su espíritu, es decir como el que fue en temporalidad a la vez que en eternidad (esperanza).