Características de la Nueva Antropología

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Características de la Nueva Antropología

Olegario Gonzalez de Cardedal, analizando la Populorum progressio, la Constitución Gaudium et epes,  la declaración sobre la libertad religiosa el discurso de Pablo VI en la clausura del Concilio Vaticano II, analiza los rasgos de esa nueva antropología surgida de ellos.
Si en el centro del cristianismo se coloca la Encarnación, definida como punto de convergencia entre la generosidad divina y el movimiento de apertura del hombre, no se sabría que poner en primer lugar, si teología o antropología. En el discurso de clausura de Pablo VI del Concilio afirmó:
Para conocer al hombre, al hombre verdadero, al hombre integral, es necesario conocer a Dios.
 … para conocer  a Dios es necesario conocer al hombre[1].

Por lo tanto, toda antropología desde esta perspectiva, será antropología teológica.

Intentando resumir las ideas de González de Cardedal se va a exponer los  puntos que clarifican  su pensamiento sobre la nueva antropología:

·      Preocupación por la dimensión metafísica del hombre, pero primando sobre todo la histórica.
·      Aceptación humilde y gratuita de su existencia.
·      Aceptación del hombre con su capacidad creadora por respeto a él y porque es necesaria  la creatividad para la fe.
·      El hombre es existencia en relación por su ser constitutivamente referido.
·      Abierto a la historia humana anterior, sin ser juez de ella.
·      Solidario con los hermanos en el presente.
·      Considera el trabajo, no como un castigo, sino como la participación a la potencia creadora de Dios, condición de su propia humanización y como solidaridad entre los hombres.
·      Ante la naturaleza, ya no es esclavo de ella, sino debe descubrir las leyes, someterla a unos fines que ha hecho ver Jesucristo.
·      Tiene posibilidad de descubrir la libertad. Puede superar todas las servidumbres impuestas por la naturaleza, por el propio hombre o por los grupos humanos.
·      La libertad no se puede dar ni heredar, porque debe nacer desde dentro del hombre.
·      Hay que ayudar a los demás a conseguir su propia libertad.
·      Ser hombre es llegar a ser hombre en crecimiento continuo mediante la acción creadora.
·      En la jerarquía de valores que el hombre debe tener no se pone como valor supremo la posesión, el tener, sino el Ser.
·      El verdadero progreso humano está en los valores superiores: el amor, la amistad, la oración, la contemplación. 
·      El hombre solo se humaniza en solidaridad con la tierra, con el trabajo creador, y en solidaridad con los demás hombres.
·      A la luz de Jesucristo el hombre aprende que es el progreso límite y alienación límite.
·      Jesucristo da una respuesta límite con su muerte y resurrección.

Todas esta características muestran al hombre nuevo como imagen de Dios, porque la vocación del hombre al Absoluto que le funda, y la versión del Absoluto hacia el hombre, ha tenido su concreción máxima en la historia en el hombre Jesús de Nazaret, imagen visible del Dios invisible.

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[1]  OGC, Meditación teológica desde España, Salamanca,1970, p.286

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