Filosofía actual







El hombre busca una visión de totalidad que la ciencia y la técnica no le ofrece. Tradicionalmente esta función estaba asumida por la religión y hoy, en plena secularización y relativismo, está siendo asumida por concepciones filosóficas diferentes que intentan dar respuesta a los interrogantes del hombre sobre su propia existencia y que a la vez, influyen en la elección de valores y en las conductas. ¿Quién asume hoy ese sentido de totalidad?, ¿se busca este sentido o el hombre posmoderno ha caÍdo en un vacío tan intenso que no se plantea su propia vida?
El pensamiento contemporáneo no invita a hablar de filosofía en singular, sino más bien de una pluralidad de filosofías que convergen en determinadas corrientes. Entre las distintas filosofías está la corriente analítica, concebida como una labor de clarificación lógico-filosófica de la información de la que disponemos acerca del mundo y de nuestra manera de acceder al mismo, es decir, de nuestros procedimientos de generación de conocimiento. Entre ellos se encuentran Frege, Russell, Carnap Wittgenstein, Strawson. Davidson o Mora. Otra tradición filosófica sería la dispuesta por medio del análisis de las relaciones sociales con el fin de intervenir en ellas, representada por autores como Gramsci, Althusser, Adorno, Horkheimer, Benjamin, o Habermas. La tradición hermenéutica se orienta hacia la centralidad de la vida, se sustenta sobre una concepción del sujeto considerado no como entidad, sino como entidad esencialmente viva, comprometida en los datos de la experiencia y en la historicidad intrínseca de sus vivencias.
Partiendo de Dilthey y de Husserl se encuentra figuras como Heidegger, Gadamer, Ricoeur o Vattimo. El destino del legado de grandes figuras como Foucault, junto a Deleuze o Derrida está todavía por construir.
Alejandro Serrano Caldera en el prólogo de Quezada, “El pensamiento contemporáneo” escribe:

“La condición post moderna de la que nos habla Lyotard, es la incredulidad respecto de los relatos y meta relatos, la deslegitimación del discurso especulativo y emancipatorio, y, como consecuencia, la crisis de la metafísica. …Derrida toma distancia del sentido que le confiere Martín Heidegger, para quien “deconstrucción” equivale a “destrucción” y del que le atribuye Sigmund Freud que la equipara a “disociación”. Tanto la “destrucción” de Heidegger, como la “disociación” de Freud, terminan en la disolución del concepto o de la forma que se deconstruye. En cambio para Derrida el sentido de descomponer el todo en sus partes, abre múltiples caminos para “analizar las estructuras sedimentadas que forman el elemento discursivo”. Gianni Váttimo en su obra Más Allá del Sujeto: Nietzsche, Heidegger y la Hermenéutica, nos habla de la “ontología del declinar” y nos pregunta si esta renuncia a la historia no es más que un anclaje en el pasado y un rito inconsciente y nostálgico. “Aquí, dice, el problema que se abre y que estos trabajos dejan abiertos es: ¿ontología del declinar, hermenéutica o, como también pienso que se debe francamente decir, nihilismo, no comparten una renuncia a la proyectualidad histórica en nombre de un puro y simple culto de la memoria, de la huella de lo vivido? La influencia de estos tres filósofos europeos ha sido determinante para la formulación de eso que se ha dado en llamar filosofía post moderna y que yo preferiría denominar trans moderna”.

Para el autor los tres filósofos que más han contribuidos a la filosofía actual, a la mentalidad de hoy, son Lyotard, Derrida y Vattimo.



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