Diferencia entre filosofía especulativa y la mitología cristiana. Feuerbach
Según Feuerbach la diferencia es:
La filosofía especulativa de la religión sacrifica la religión a la filosofía, convierte la religión en un juego de la arbitrariedad especulativa.
La mitología cristiana sacrifica la filosofía a la religión; convierte la razón en un juego del materialismo religioso.
La filosofía de la religión sólo permite a la religión decir lo que ella misma ha pensado y lo que sabe expresar por sí mucho mejor.
La mitología deja hablar a la religión en lugar de la razón; aquélla, incapaz de salir de sí misma, convierte las ímágenes de la religión en sus propias ideas; ésta, incapaz de volver a sí misma, convierte las imágenes en cosas reales.
¿Són idénticas si se prescinde s us diferencia específica? Según Feuerbach son idénticas porque es el mismo ser el que piensa y el que cree, también las imágenes de la religión expresan a la vez ideas y cosas.
Más aún: cada religión determinada, cada creencia es a la vez un modo de pensar, pues es completamente imposible que hombre alguno crea algo que contradiga hasta a su propia manera de pensar y de imaginar. Por eso el milagro no contiene para el creyente nada que contradiga a la razón, más bien es algo muy natural, algo así como una consecuencia lógica de la omnipotencia divina, la cual, a su vez, también es para él una idea muy natural. En efecto, para el creyente la resurrección de la carne del sepulcro, por ejemplo, es tan natural como la vuelta del sol después de su puesta, como el despertar de la primavera después del invierno, como la formación de la planta de la semilla sembrada en la tierra. Sólo cuando el hombre ya no armoniza con su fe, es decir, cuando la fe ya no es para él una verdad con la que se compenetra, recién entonces nota con más claridad la contradicción entre la fe o la religión y la razón.
Por cierto, también la misma fe reconoce sus objetos como inconcebibles, y contradictorios a la razón; pero la fe distingue entre razón cristiana y pagana, entre razón iluminada y razón natural. Esta diferencia, sin embargo, no dice más que sólo para el infiel los objetos de fe son irracionales; pero el que cree, está convencido de su verdad, y para él constituyen la razón más sublime.
La fe no puede prescindir de la razón natural. Ahora bien, esta razón natural es nada menos que la razón por excelencia, es la razón general, es la razón basada en verdades y leyes generales; en cambio, la fe cristiana; o lo que es lo mismo, la razón cristiana, es un conjunto de verdades especiales, de privilegios y exenciones especiales; luego, una razón especial.
Dicho más claramente todavía: la razón es la regla y la fe es la excepción de la regla. Por eso, hasta cuando hay una armonía perfecta, la colisión entre ambas razones es inevitable; pues el carácter especial de la fe y el carácter universal de la razón no coinciden perfectamente; queda siempre un exceso de razón libre que ha de sentirse, por lo menos en ciertos momentos, en contradicción con la razón ligada a los dogmas de la fe. De esta manera la diferencia entre la fe y la razón se convierte en un hecho psicológico.
La esencia de la fe no consiste en la coincidencia de la fe con la razón general sino en su diferencia. El carácter especial es el condimento de la fe. Por eso su contenido mismo está ligado a un tiempo histórico y determinado, a un lugar determinado y a un nombre determinado. Identificar la fe con la razón sería extinguir la diferencia entre ambas. Si, por ejemplo, la creencia en el pecado de Adán no dijera otra cosa sino que el hombre, por su naturaleza, no es así como debe ser, entonces atribuiría a ese hecho sólo una verdad general y racional, una verdad que conoce cada hombre y que afirma hasta el salvaje con el sólo hecho de que cubre su desnudez con una piel. ¿Pues qué otra cosa significa ese pedazo de piel sino que el individuo humano, por su naturaleza, no es así como debe ser? Por cierto, el pecado de Adán contiene esa idea general como fundamento; pero aquello que lo convierte en un objeto de la fe, en una verdad religiosa, es precisamente aquello especial y diferente que no coincide con la razón general.
Feuerbach en la obra esencia del cristianismo las imágenes de la religión no serán convertidas en ideas - por lo menos no en el sentido de la filosofía especulativa religiosa- ni serán cónvertidas en cosas; sino que serán consideradas como imágenes, vale decir, que la teología será tratada no como una pragmatología mística, tal como lo hace la mitología cristiana, ni como ontología, tal como lo hace la filosofía especulativa religiosa, sino como patología psíquica.
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