Deus est caritas
La encíclica Deus est caritas de Benedicto XVI analizada por Olegario Gónzalez de Cardedal
Al comentar la enciclica “Deus est caritas” afirma que se reconoce a Dios como capaz de pasión y compasión, de amor y de dolor con los humanos y por los humanos. Benedicto XVI siguiendo a tantos pensadores se formula las preguntas quién es Dios, quién es el hombre y que relación existe entre ellos. El cristianismo afirma que Dios es amor y desde esa óptica hay que comprender al hombre y su forma de vida, no como filosofía sino como experiencia hecha a la luz de la historia de un pueblo y de un hombre. “Hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos críe o en él” (Jn 4,16)
El Papa escribe esta encíclica de forma aparentemente sencilla pero detrás hay un bagaje de conocimientos de toda su vida universitaria.
¿Cuál es la afirmación esencial del cristianismo? Que Dios ha descendido al hombre, ha compartido su destino y se le ha revelado como amor. Y lo que Dios ha hecho por el hombre, abre el camino para el encuentro del hombre con Él:
El amor se revela definitivamente en la cruz donde Dios, en su Hijo Jesucristo, padece, comparte y supera el destino del hombre, mortal y pecador.
Y ese amor se expresa en la compasión, no humillante y que redime porque ha compartido la debilidad.
La encíclica es una confrontación silenciosa con el platonismo, el judaísmo y el islam. Frente al eros del platonismo y al nomos del judaísmo, expone lo que, prolongando legítimas intuiciones en aquel y divina revelación en este, ofrece de específico el cristianismo (ágape).
La encíclica une la creación con la redención, el amor divino y el amor humano. Según Don Olegario esta encíclica en un diálogo. Termina su reflexión afirmado:
La primera parte del siglo XX estuvo centrada en torno a la fe (modernismos, fascismos, dogmatismos...); la segunda en torno a la esperanza y los consiguientes proyectos revolucionarios (Teilhard de Chardin, Marcel, Laín Entralgo, Bloch, Moltmann...). Ahora ¿será posible pronunciar esa palabra nueva «ágape» (amor, caridad) con todo su peso de verdad y dignidad, como definidora y definitiva tanto para Dios como para el hombre, sin esperar a tener el mundo redimido, mientras intentamos todas las transformaciones necesarias? ¿No es el amor la condición necesaria para redimirlo? Proclamarlo es el atrevimiento tan humilde como genial del autor, propuesto como exigencia para los cristianos y como oferta a todos los hombres.
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