Testigos de la Tradición
Los Padres de la Iglesia son testigos privilegiados de la Tradición de la Iglesia, que es fuente básica del conocimiento teológico.
Esta importancia ha sido reconocida en la Constitución Dei Verbum del Concilio Vaticano II al valorar la Tradición como fuente equiparable a la Sagrada Escritura pues ambas están estrechamente unidas y compenetradas.
No se puede prescindir de la dimensión histórica de los dogmas porque se alcanzaría un empobrecimiento teológico considerable, o la actividad teológica quedaría prisionera del horizonte inmediato, acomodándose a la ideología del momento (Domingo Ramos-Lisón, Patrología, 37)
Conviene entender que es Tradición viva de la Iglesia, que se extiende desde los comienzos del cristianismo hasta nuestros días.
Los padres están muy próximos a la pureza de los orígenes, algunos de ellos fueron testigos de la inicial Tradición Apostólica, fuente de toda Tradición conocida como constitutiva.
La Teología nació de la actividad exégeta de los Padres, especialmente en las asambleas litúrgicas, en contacto con las necesidades del pueblo.
Los Padres sintieron tanta veneración por la Tradición como por los Libros Sagrados, considerándose no dueños, sino servidores de la Sagrada Escritura. San Ireneo expresa bien esta idea cuando afirma que el que quiera conocer la verdad debe mirar a la Tradición de los Apóstoles y añade que aunque estos no nos hubiesen dejado la Escritura sería suficiente para neutra instrucción y salvación la Tradición. Orígenes sigue es esta misma línea.
Pro además, son modelos de inculturación cristiana. Estaban convencidos que la enseñanza cristina tiene un núcleo esencial de verdades reveladas, pero aunque algunos rechazaron las aportaciones de la sabiduría pagana, la mayoría la aceptaron y asimilaron muchas aportaciones de la cultura helénica que no iban contra las verdades de ese núcleo fundamental y expresaron esas verdades en la cultura helénica.
Estas aportaciones del pensamiento filosófico permite considerar a los Padres como auténticos iniciadores del método racional aplicado a los datos de la Revelación y promotores esclarecidos de intelectus fidei.
Esta importancia ha sido reconocida en la Constitución Dei Verbum del Concilio Vaticano II al valorar la Tradición como fuente equiparable a la Sagrada Escritura pues ambas están estrechamente unidas y compenetradas.
No se puede prescindir de la dimensión histórica de los dogmas porque se alcanzaría un empobrecimiento teológico considerable, o la actividad teológica quedaría prisionera del horizonte inmediato, acomodándose a la ideología del momento (Domingo Ramos-Lisón, Patrología, 37)
Conviene entender que es Tradición viva de la Iglesia, que se extiende desde los comienzos del cristianismo hasta nuestros días.
Los padres están muy próximos a la pureza de los orígenes, algunos de ellos fueron testigos de la inicial Tradición Apostólica, fuente de toda Tradición conocida como constitutiva.
La Teología nació de la actividad exégeta de los Padres, especialmente en las asambleas litúrgicas, en contacto con las necesidades del pueblo.
Los Padres sintieron tanta veneración por la Tradición como por los Libros Sagrados, considerándose no dueños, sino servidores de la Sagrada Escritura. San Ireneo expresa bien esta idea cuando afirma que el que quiera conocer la verdad debe mirar a la Tradición de los Apóstoles y añade que aunque estos no nos hubiesen dejado la Escritura sería suficiente para neutra instrucción y salvación la Tradición. Orígenes sigue es esta misma línea.
Pro además, son modelos de inculturación cristiana. Estaban convencidos que la enseñanza cristina tiene un núcleo esencial de verdades reveladas, pero aunque algunos rechazaron las aportaciones de la sabiduría pagana, la mayoría la aceptaron y asimilaron muchas aportaciones de la cultura helénica que no iban contra las verdades de ese núcleo fundamental y expresaron esas verdades en la cultura helénica.
Estas aportaciones del pensamiento filosófico permite considerar a los Padres como auténticos iniciadores del método racional aplicado a los datos de la Revelación y promotores esclarecidos de intelectus fidei.
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