Pelagianismo actual
Acabo de leer un artículo de Don José María Iraburu sobre pelagianismo actual
empieza definiendo esta herejía como "... herejía de Pelagio, formulada a comienzos del siglo V: la naturaleza humana está sana, no está profundamente herida por un pecado original, y no necesita estrictamente del auxilio sobre-natural de la gracia de Cristo. Nuestro Señor Jesucristo es por tanto para nosotros causa ejemplar de la salvación, pero no causa eficiente. Optimismo antropológico: querer es poder. Devaluación consecuente de la oración de petición, de la necesidad de los sacramentos, etc. Y recordé también la rápida respuesta de la Iglesia a esta herejía, afirmando la primacía de la gracia y su necesidad continua. El pelagianismo es una herejía permanente que, al paso de los siglos, se produce en la Iglesia con formulaciones renovadas, que son siempre «los mismos perros con distintos collares». Algunos de los errores de Abelardo (1079-1142), p. ej., eran de sentido pelagiano (Denzinger 725, 728). Los pelagianos de hoy, aunque no suelen orientar su optimismo antropológico hacia un ascetismo fuerte –como al parecer lo exhortaba Pelagio, monje ascético y riguroso–, mantienen en todo caso las tesis pelvianas fundamentales".
Es decir el pelagianismo sigue presente Don José María indica algunos signos de pelagianismo actuales:
1º Hay pelagianismo cuando apenas se predica del pecado original, o cuando se minimiza el deterioro enorme que produce en la misma naturaleza del ser humano. En el ambiente pelagiano suenan muy mal las palabras de Cristo, de San Pablo, de San Agustín, de Trento, sobre los efectos del pecado original. Suenan tan mal, que no suenan: se silencian.
2º El que adula al hombre: Dicen:"yo creo en el hombre""Yo creo en la mujer" "yo creo en la juventud" ¿Y el pecado original?
3º Moralismos: Hay pelagianismo allí donde la predicación apremia casi exclusivamente la conducta moral de los hombres, pero sin aludir al mismo tiempo a la necesidad de la gracia de Cristo para afirmarse en el bien: «sin Mí no podéis hacer nada» (Jn 15,5).
4ºEticismo moralista Es pelagiano el cristianismo que propone «valores» morales, pero sin vincularlos necesariamente a Cristo, es decir, sin vincular a su gracia la posibilidad de conocerlos plenamente y vivirlos con perfección.
5º Devaluación de la gracia. Hay pelagianismo evidente en todo lo que ignore la necesidad absoluta de la gracia, en todo lo que no una siempre la oración y la acción: «danos luz para conocer tu voluntad y la fuerza necesaria para cumplirla» (Or. dom. I, T.O.).
6º Devaluación de la oración porque cree conseguirlo todo por él mismo.
7º Devaluación de la Eucaristía y de los sacramentos. Hay pelagianismo cuando los sacramentos y el culto litúrgico dejan de ser la clave de la transformación en Cristo de hombres y de pueblos.
8º Sobrevaloración de los medios. Esto es algo muy pelagiano. Ciertamente quiere el Señor en su providencia que pongamos en cada empresa los medios proporcionados al fin pretendido, según Él nos los dé. Pero no quiere que pongamos la esperanza de nuestros esfuerzos en los medios conseguidos, sino en la fuerza salvadora de su gracia.
9º Sobrevalorización de las terapias naturales. Casas de Espiritualidad, comunidades religiosas, que ofertan en sus programas una macedonia increíble de frutas espirituales exóticas: eneagrama, reiki, sofrología, técnicas de autoayuda, etc.
Una cosa está bien clara. Que hoy son muchos los ambientes católicos que apestan a pelagianismo. La vigencia actual de esta herejía ha sido denunciada desde hace muchos años con especial insistencia por el cardenal Ratzinger: «el error de Pelagio tiene muchos más seguidores en la Iglesia de hoy de lo que parecería a primera vista» (30 Días I-1991).
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