Capítulo II de Ecclesia de Eucharistia
La Eucaristía edifica la iglesia
Con la Eucaristía crece la iglesia, porque cada vez que se celebra se realiza la redención, y realiza la unidad de los creyentes. Hay un influjo causal de la Eucaristía en los orígenes mismos de la Iglesia. En la última cena los Apóstoles fueron la semilla del nuevo Israel, a la vez que el origen de la Eucaristía. Al tomar el pan y el cáliz, entraron en comunión con él, y se renueva continuamente con la participación sacramental. Cada uno que comulga recibe a Cristo y Cristo nos recibe a cada uno de nosotros.
El pueblo de la nueva alianza se convierte en sacramento para la humanidad, signo de salvación. Es cumbre y fuente de toda evangelización porque es la comunión de los hombres con Cristo, y en Él con el Padre y el Espíritu y consolida la Unidad del Cuerpo de Cristo porque a unirnos a Cristo nos unimos a su Cuerpo que es la Iglesia.
La Eucaristía es la fuerza generadora de unidad del Cuerpo de Cristo, y construyendo la Iglesia, crea la comunidad entre los hombre.
El culto que se da a la Eucaristía fuera de la misa es de una valor inestimable en la vida de la Iglesia, derivada de la celebración del Sacrificio eucaurístico. Los santos han dado ejemplo de esta adoración a Jesus Sacramentado.
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